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martes, 26 de agosto de 2014

La innovación como percepción: la imposibilidad de explicar qué origina la creatividad ( 2 min.)

La innovación como percepción: la imposibilidad de explicar qué origina la  creatividad ( 2 min.)
Por
Juan B. Lorenzo de Membiela

Muchas veces he tenido la impresión de que las ideas creativas se encuentran a merced del más diligente para materializarlas. Sobrevuelan nuestro  interior hasta que encuentran un camino  en alguien que les permita darse a conocer. Si opto  por esta idea el talento del innovador se vería perjudicado porque lo nuevo no sería producto de su inteligencia sino de su sensibilidad perceptora y de su carácter resolutivo.

Galech Amillano, profesor de Historia de la Ciencia en la Universidad de Barcelona, reconoce la imposibilidad de explicar qué origina la  creatividad[1]. Sin embargo,  junto a un equipo de investigadores de distintas disciplinas  intenta averiguar el funcionamiento del cerebro sobre estas capacidades.

Uno de los elementos empleados  es la comparación de talentos  creativos de diferentes personajes. Un referente ha sido  confrontar la actividad científica de Einstein con la artística de Picasso. Ambos han aportado perspectivas inéditas en sus propias disciplinas.

Se estudió la conexión entre la teoría de la relatividad de Einstein  entre 1905 y 1916 y la etapa cubista de Picasso desarrollada entre 1907 y 1914. Ambos tratan  sobre  la 4ª dimensión  y los conceptos tiempo y movimiento en  sistemas alejados del equilibrio.

Con ellos, la  física y la pintura abordaron  nuevos principios que ofrecían diferentes  perspectivas de la realidad: el mundo que se ve, el mundo que percibimos,  alcanza otras figuraciones que las vistas hasta entonces.

El cubismo trataba de simplificar la naturaleza mediante modelos, técnica empleada en la ciencia. Pretende   una aproximación  a la realidad sobre  distintos escenarios. El cubismo rompió  formas y conceptos hasta ese momento inalterados.

Tomó elementos de la pintura clásica basada en líneas, planos y ángulos pero rechazó  la perspectiva y  los colores reales. Creó una pintura bidimensional, el volumen de colores es plasmado sobre superficies planas. Hay una desintegración de las formas  pero conservando sus propiedades.

La figura humana es diseccionada por Picasso en planos. La realidad espacial de 3 dimensiones  se reduce a un espacio plano de 2 dimensiones. La 4ª dimensión, el tiempo, queda congelado.

El cubismo se basa en un  conocimiento limitado de la naturaleza. Un objeto no es el  mismo si se observa en  dos momentos diferentes. Esta tesis integra  el principio de la incertidumbre. La relatividad rompió los conceptos absolutos de espacio y tiempo y los unificó en uno solamente: espacio-tiempo en cuatro dimensiones.


Picasso no conocía a los científicos  de la relatividad. Sin embargo, contó en su círculo de amistades con el matemático Maurice Princet. Su  biblioteca ha sido estudiada como posible promotora de las ideas cubistas.

Pero la conexión entre la ciencia y el arte no es tan sencilla. Es necesaria  la inspiración, el momento creativo, para   percibir una conexión entre disciplinas tan  alejadas.

Hay otro elemento que promueve un gran porcentaje de  creatividad: las interacciones personales en medios urbanos. 

Para Glaeser, titular de la cátedra de economía Fred y Eleanor Glimp, en la Universidad de Harvard,  la proximidad física  alienta la  creatividad cooperativa que ha producido muchas  de las mejores ideas de la humanidad, como la Revolución industrial o la era de la información[2]

Se ha demostrado que los factores  para la generación de ciclos de innovación y riqueza se encuentran en cualidades intangibles  de dinámica social: el prestigio del empresario, la excelencia de la innovación.

Se ha creado un  nuevo valor social y una nueva clase  de hombres: el innovador, como arquitecto de   un novedoso horizonte, inquietante por la merma de valores culturales propios, sugestivo, por el reto de recuperarlos.






[1] Galech Amilano, J., (2013): «Einstein, Picasso y la creatividad », Revista Investigación y Ciencia, agosto,  pp.46-7.

[2] Glaeser. E., (2011): «Motores de innovación », Revista Investigación y Ciencia, noviembre, pp. 26 y ss..