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miércoles, 11 de mayo de 2016

España en la Oceanía o la escisión de la conciencia patria [( micro ensayo) ( 3 min.)]

España en la Oceanía o la escisión de la conciencia patria  [( micro ensayo) ( 3 min.)]

Por

Juan B. Lorenzo de Membiela

Se desconoce que hubo un tiempo en que España tenía posesiones en Oceanía. Yo creo que  aún cuando las gobernaba, la distancia, viajes exasperante de 4 meses (Cádiz-Manila), la expansión imperial del presidente norteamericano Mckindley, la política y los políticos, y los ,por entonces,  estertores del Imperio, hicieron que la metrópoli geográfica  desapareciera .

La frustración de no poseer lo que de cientos de años se tenía convirtió a una triste España cosmopolita en una España de barrio  hacinada en sus frustraciones, comadreos, ambiciones  y soberbias.

 Se perdieron las llamadas   «Islas Orientales Españolas»  que comprendían las Filipinas con sus  7.107 islas ;  las Islas Marianas ,  archipiélago de 19 islas,  entre ellas, la Isla de Guam ( Guajan en español)  en el extremo sur de Marianas , de 544 Km. cuadrados,  muy cerca de Papúa Nueva Guinea.  Las Islas Carolinas, formadas  por casi 1000 islas y con una extensión  de 1.194 km. cuadrados y Palaos con 340 islas de origen volcánico a 890 Km. al oriente de las Filipinas. También la Isla de  Wake.

Contrastando superficies de los territorios de España  resulta que  en África se poseían 2.204 Km. cuadrados; en  América 128.147 Km. cuadrados  y en  Oceanía 348.985 Km. cuadrados  (Semper, 1869). No eran las Filipinas y todas las islas colonias improductivas. Superaban a Cuba en todo menos en civilización.

Resulta curioso que poseyendo tal extensión las atenciones  eran insuficientes, como insuficientes el número de españoles que quisieran ir a aquellas o tomar destino administrativo o militar en las mismas.  ¡Siempre la comodidad !

Cientos de islas en la « Oceanía española »  estaban desiertas y sólo en unas cuantas se concentraron los españoles. Ello puede entenderse por la existencia de tribus beligerantes, enfermedades tropicales, insectos y flora venenosa y  sultanes locales. De ellos dependían los  conocidos  « juramentados »: sin distinción de sexo y edad. Penetraban en poblados o ciudades  españolas o indígenas amigos,  con el puñal de hoja ondulada asesinando a quien se encontraran hasta que fueran abatidos.

No era una tierra acogedora y pacífica, aunque las ciudades  abrazaron la fe católica de forma natural y sincera. 

Hoy, las Filipinas  es el país con mayor  número de católicos en Oceanía. Todavía se sigue hablando el español no de forma oficial , sino privadamente , en los hogares y no en muchos. La persistencia norteamericana de  borrar todo lo hispánico fue contumaz.

Solía ser frecuente  que los mayores enseñaran  a sus hijos algo de castellano.  No  hay que olvidar que nuestro idioma  fue adoptado por las aristocracias indígenas hace siglos   conservándolo hasta hace pocos años como símbolo de distinción. 

En algunas zonas de las Islas Marianas el  inglés es rechazado (aunque aprendido en cuanto lengua oficial) por ser considerado  como un idioma colonizador (Molina Martos, 2006). Es el testimonio de un pueblo que lucha por su identidad.

Magallanes, por encargo del emperador Carlos I, zarpó de Sevilla el 19  de agosto de 1519 con cinco  buques .

Tras numerosos incidentes desembarcó en Cebú  el  27 abril de 1521, hallando la muerte  por un dardo emponzoñado que le atravesó el pecho el  26  de agosto de 1521. Se encontraba  en la isla de Magtan intentando pacificar  tribus en guerra. 

Fue sustituido en el mando por el capitán  Eduardo Balboa que no gustó al rey de Cebú, siendo asesinado y  envenenando a 35 hombres en una comida ofrecida en honor a los españoles. Lograron hacerse a la mar dos buques siguiendo travesías distintas. 

Uno, « El Trinidad »,  optó por llegar a España por el Pacífico por miedo  a doblar  el cabo de Buena Esperanza pero al poco de partir  cayó en manos de piratas moluqueses que asesinaron a toda la tripulación. 

El otro buque, llamado «Victoria», dobló el cabo arribando a España a principios de 1522.

Tras otras expediciones, la de 1542 capitaneada por  Ruiz López de Villalobos bautizó al archipiélago como Filipinas en honor  de Felipe II, por ese tiempo todavía Príncipe  de Asturias. Fue en la isla de Gilolo. Tampoco fructificó el asentamiento siendo expulsados por los portugueses. El capitán falleció extenuado en Amboina ,   la tripulación logró  arribar a España en 1549.

Legazpi, escribano (notario) del virreinato de Nueva España (Méjico), vendió todas sus propiedades empleándolas para alcanzar una ambicionada empresa, alcanzar las llamadas « Islas de Poniente ».

 Los  horribles rumores que se conocían evitaban cualquier intento. Pero frente a la adversidad que disuade siempre, la tenaz voluntad de Legazpi,  su  extrema resolución de lanzarse a un todo o a una nada sin temor a la muerte y el asesoramiento del agustino recoleto P.Urdaneta  lograron sortear todos los obstáculos. Principalmente el de los portugueses que, por delante de la expedición española,  intrigaban  entre las tribus de las Molucas y resto de islas.

Recelosos los indios de Cebú tendieron una trampa mortífera a los españoles. Descubierta, fue ajusticiada con tanta benevolencia  que los indígenas bajaron de las montañas convirtiéndose al catolicismo y comenzando una fructífera y enriquecedora convivencia.

Se tomo posesión, por fin, en 1565. 

No se habló nunca de exclusión, no se habló de reservas para los indígenas. 

La religión impregnó de dignidad a cada ser humano y fue tan grande el calado católico que aún hoy se mantiene la Pontificia y Real Universidad de Santo Tomás, en Manila,  regentada desde su fundación por agustinos recoletos. 

En 2011 cumplió 400 años. Es con ello la primera universidad de Asia y una de las más antiguas del mundo.

La historia del descubrimiento, más que de conquista de las  Filipinas,  es tan grande en anécdotas  y hechos extraordinarios que es imposible reflejarlo en breves escritos. 

Debo a las Islas el hecho de que mis bisabuelos se casaran en Vigán (Isla de Luzón) , que todavía alberga el legado español, con sus casas de piedra y calles adoquinadas. Ciudad  declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999.

Aunque lejanas en la distancia, todavía se conservan cercanos lazos emocionales .